“No es difícil conseguir microorganismos resistentes a la penicilina en el laboratorio exponiéndolos a concentraciones no letales y lo mismo puede pasar en el organismo”. Con esta frase, Alexander Fleming, célebre descubridor del primer antibiótico empleado a gran escala, recogía su Premio Nobel en 1945. Alertaba en su discurso sobre las posibles consecuencias de dosificar de forma inadecuada la cantidad de principio activo de su hallazgo: “Quiero dar una advertencia: la penicilina aparece como no tóxica, de modo que no hay preocupación con sobre dosificar e intoxicar al paciente. Sin embargo, puede existir el peligro de sub-dosificación”.
HISTORIA DE LA PENICILINA
Según se refleja en el libro divulgativo sobre bacterias y antibióticos “Crea tu Microhistoria”, elaborado por el equipo CEUMicroMundo-SWI de la Universidad CEU Cardenal Herrera, el descubrimiento de la penicilina lo realizó Fleming en 1928, pero no fue hasta 1939 cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido), consiguieron producir a gran escala este antibiótico a partir del hongo Penicillium notatum.
Los investigadores eran Howard Florey, profesor de la Escuela de Patología Sir William Dunn de la Universidad de Oxford, Ernst Chain, bioquímico alemán, y el biólogo Norman Heatley. Los tres lograron purificar mediante métodos químicos la penicilina, el primer antibiótico de la historia. En primer lugar, la probaron en ratones y posteriormente, en humanos.
El primero de sus pacientes, en marzo de 1941, Albert Alexander, recibió durante cuatro días varias dosis de penicilina, pero al quinto día ya no les quedaba apenas, ya que le habían administrado casi toda la que habían logrado producir en un año. Intentaron recuperar a través de la orina del paciente parte de la penicilina administrada, pero esto no funcionó y el paciente acabó muriendo a mediados de marzo.
LA PENICILINA HA SALVADO MILLONES DE VIDAS A pesar de esta muerte, el equipo de investigadores siguió cultivando el hongo que producía la penicilina y tratando a más enfermos, muchos de ellos con enfermedades infecciosas contraídas durante la II Guerra Mundial. Para seguir con el desarrollo de la investigación, optaron por trasladarse a Estados Unidos, donde no había llegado la guerra.
En 1942, con la ayuda del microbiólogo estadounidense Andrew Moyer, conseguían multiplicar por diez el proceso de obtención de penicilina. En 1943, se empieza a comercializar en Estados Unidos. Y en 1945, acaba la II Guerra Mundial, durante la cual la penicilina había salvado infinidad de vidas: Fleming, Florey y Chain reciben el Premio Nobel compartido. Un año después, en 1946, la penicilina comenzó a comercializarse ya de forma masiva.
También le puede interesa:
Kommentare